viernes. 29.03.2024
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Resultado final de los comicios en Madrid.

Ayuso doblega a la izquierda. La líder del PP madrileño ha logrado este martes una rotunda victoria en las elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid. Ante el claro dilema entre libertad - la manida palabra a la que la candidata del PP se ha aferrado en esta campaña - y socialismo (o comunismo), los madrileños han optado de forma clara y contundente por la primera. Un espaldarazo sin paliativos a la gestión de Ayuso durante la pandemia del coronavirus, evitando el cierre total del sector servicios. La misma candidata que ha sido vilipendiada y mediáticamente barrida por Moncloa durante tantos meses se cobra su venganza más dolorosa. Y es que los ataques despiadados de la factoría Redondo sólo han logrado el efecto contrario: erigir como heroína a una candidata que hace dos años alcanzó la presidencia de la Comunidad de Madrid perdiendo y sin nombre conocido. El 'sanchismo' puede comenzar a temblar.

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Ni siquiera la campaña más sucia que se recuerda - arrancó con la acusación de Sánchez a Ayuso de mentir con los datos de contagios en la pandemia y terminó con los insultos del presidente del CIS a los votantes del PP tildándolos de 'tabernarios' - ha podido evitar el triunfo del PP. El uso del envío de cartas amenazantes y balas a Iglesias, Marlaska o Reyes Maroto o la activación de la alerta 'fascista' por el probable protagonismo que va a adquirir Vox en lo que queda de legislatura de poco han servido. La izquierda se ha movilizado, como así refleja el auge en votos con respecto a 2019. Pero el centro-derecha también ha acudido a la llamada de las urnas en una jornada histórica de participación: más del 70% de los madrileños han ido a votar pese a la situación de pandemia, superando el 70,39% de 1995 que era récord hasta la fecha.

Isabel Díaz Ayuso ha doblado su resultado al conseguir 64 escaños frente a los 30 de hace sólo dos años, cuando Ayuso se situó al frente de la lista del PP de una manera silenciosa. Suma más escaños que las tres izquierdas juntas. Una victoria rotunda que Casado ya quiso rentabilizar de forma anticipada advirtiendo de un cambio de ciclo en el gobierno español. "La victoria de Ayuso es clave para que yo sea presidente del Gobierno", decía al inicio de campaña. Lo cierto es que, al margen del esperado triunfo de Feijóo en Galicia, Sánchez había salvado los muebles en País Vasco y, sobre todo, en Cataluña, haciendo valer el denominado 'efecto Illa'.

La derrota más dura de Sánchez

Pero la debacle socialista en estas elecciones no se puede leer sólo en clave regional. Para intentar levantar la popularidad de su candidato Gabilondo, Sánchez se metió de lleno en la campaña electoral para azuzar el miedo a un gobierno de Ayuso con Vox. Le acusó de mentir con los datos de la pandemia, la comparó con Donald Trump y dijo que, bajo su Gobierno, Ayuso había llevado a Madrid al "desmadre". El CIS de Tezanos alentó la esperanza de la izquierda al sugerir un empate técnico con la 'derecha' y Marlaska ocultó la detención de una persona a sueldo de Podemos por agredir a policías en el mitin de Vox en Vallecas. La maquinaria de Moncloa funcionó a pleno rendimiento, no para apoyar a Gabilondo, sino para destronar a Ayuso.

Porque el propio PSOE tampoco se lo ha puesto fácil a Gabilondo: en una entrevista en COPE, el candidato socialista aseguró que no subiría "ni un euro" los impuestos. Dos días más tarde, la ministra de Hacienda María Jesús Montero y el propio Sánchez aseguraban que subirían los impuestos de Sociedades, Patrimonio y Sucesiones en Madrid para evitar el denominado 'dumping' fiscal. A Gabilondo le pidieron que marcara distancias con Iglesias para intentar captar los votos de Ciudadanos. Cuando se vio que la estrategia no funcionaba y las otras fuerzas de izquierdas crecían, Moncloa pidió a Gabilondo cambiar su discurso e implorar a Iglesias una alianza bajo los focos del debate electoral de Telemadrid. Un vaivén de posturas y decisiones que ha desconcertado al votante socialista y que ha propiciado el peor resultado histórico del socialismo en Madrid.

Gabilondo, que fue el ganador de las elecciones en 2019 con 37 escaños, se ha precipitado hasta los 25. De este modo, toca suelo tras quedarse por debajo de los 32 obtenidos en los comicios de 1995. También ha registrado su mínimo en votos, muy por debajo de los 786.297 que sacó Tomás Gómez en las elecciones de mayo de 2011, que tuvieron lugar días después de que el movimiento 15M tomara Sol y otras muchas plazas españolas, con España en plena crisis y el sistema bipartidista comenzando su declive.

Ayuso seguirá gobernando la Comunidad de Madrid, auque cambiará de pareja de baile. Vox será la muleta con la que se apoyará el PP hasta 2023 después de que la formación verde haya obtenido 13 escaños (uno más que en 2019), suficientes para superar los 69 de la mayoría absoluta. Queda la incógnita de si Rocío Monasterio pedirá entrar en el Gobierno o se contentará con lograr la presidencia de la Asamblea. En todo caso, el resultado de Vox puede contentar a sus fieles puesto que ganan influencia en el tablero político madrileño, sobreviven al 'tsunami Ayuso' y se sacuden de la campaña anti-Vox puesta en marcha por los partidos de izquierda, que ha culminado en una vorágine de enfrentamientos dialécticos inapropiados en una campaña, desplantes en debates y una escalada de amenazas y tácticas propagandísticas jamás vistas.

Más Madrid

Mónica García se ha convertido en la otra gran triunfadora del 4-M. La cabeza de lista de Más Madrid ha ido ganando apoyos en esta campaña con un discurso aportando naturalidad, cercanía y confianza al electorado de la izquierda. Pese a que la entrada de Iglesias en la contienda amenazaba su hegemonía, García ha conseguido captar al socialista desencantado y al dirigente de Podemos 'engañado' por Iglesias con un discurso eficaz en el que han trufado sus mensajes a favor de la sanidad pública y poniendo sobre la mesa las vísceras de una ideología de izquierdas huérfano de nuevos referentes. Ella es, sin duda, el nuevo baluarte de la izquierda madrileña. Más Madrid ha conseguido pasar de 20 escaños a 24 en sólo dos años, situándose a muy poca distancia del PSOE y poniendo a raya a un Iglesias desdibujado.

El aún líder de Podemos aterrizó en la política madrileña con el objetivo de evitar lo que ya se vivió en Galicia el pasado verano: la desaparición absoluta de su partido. Ese objetivo se ha logrado al sumar el 7,36% de los votos y 10 escaños, tres más que en 2019. Pero el precio, dejar la vicepresidencia segunda del Gobierno, ha sido alto. Iglesias ha constatado en estas elecciones que su marca ya está devaluada. Los que convirtieron el 15-M en un símbolo ya no le ven como un activo para el 'cambio', sino la demostración de que el poder pervierte y ahoga las pretensiones de una regeneración que nunca ha llegado. Iglesias ha pasado de ser el rostro más cotizado de la política española al lastre de la izquierda. Poco le queda a un político cuando deja de ser creíble. Igual de poco creíble como cuando dijo que se sentaría en su escaño de la Asamblea de Madrid pasara lo que pasara este 4-M. Está por ver.

Pero el gran fracaso de la noche lo protagoniza Ciudadanos. La formación naranja pasa del co-gobierno a la desaparición. De 26 escaños en 2019 a cero dos años después. Edmundo Bal no ha logrado el 5% de los apoyos necesarios para hacer acto de aparición en la Asamblea de Madrid. El electorado traiciona así a un partido que maniobró contra el PP en Murcia y, a golpe de 'efecto mariposa', obligó a Ayuso a convocar elecciones en Madrid. La suma de debacles en Ciudadanos se encadenan y el histórico desastre en Madrid pone contra las cuerdas a una Ines Arrimadas que está pagando muy caro sus coqueteos con Pedro Sánchez. La última víctima del 'efecto Ayuso'.

Ayuso arrasa en Madrid y deja a la izquierda tocada