jueves. 28.03.2024

Pasan más de tres horas desde que una persona en Costa Calma sufre un ictus, llega la ambulancia, la derivan a urgencias del centro de salud de la localidad y, finalmente, llega al Hospital General Virgen de la Peña donde recibe la atención que precisa. Un tiempo de espera demasiado largo que marca las posibilidades de supervivencia o las condiciones en las que se desarrollará el resto de su vida. Es la situación sufrida recientemente por una persona asistida por la asociación Sombrero Majorero que dirige en Costa Calma Peter Müller y que, por desgracia, se repite con demasiada frecuencia porque “la emergencia en el sur no está funcionando”.

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Así lo aseveró Müller en una entrevista este viernes en Cope Fuerteventura donde también desveló la situación en la que viven algunas personas dependientes que no cuentan con ayuda familiar y a las que las instituciones no atienden a diario, a pesar de la necesidad.  Gracias a la labor que realiza la entidad social con la colaboración de varios voluntarios, hay cuatro personas dependientes en la zona de Costa Calma y La Lajita que reciben la asistencia que necesitan “también durante los fines de semana y días festivos”. Son fechas, recalcó, en las que ni el Ayuntamiento ni el Cabildo prestan el servicio “a pesar de que hay casos, como dos que atendemos, que necesitan atención hasta tres veces al día”.

El presidente de la entidad constató, asimismo, la relativa frecuencia con la que  personas dependientes que viven solas y caen al suelo “permanecen hasta dos horas y media esperando ayuda para poder reincorporarse”, a pesar de haber activado rápidamente la alarma de Cruz Roja. Una ayuda que además, “casi siempre, llega de la mano de un particular”.

Peter Müller también criticó con dureza el retraso en el pago “de hasta tres meses” por parte del gobierno regional a las personas dependientes que precisan de los servicios de asistencia que desarrollan las empresas adjudicatarias.

Sombrero Majorero recauda fondos para pagar la luz

Sobrero Majorero comenzó a funcionar como grupo de forma solidaria en 2007 y, después de una década en marcha, la falta de fondos llevó a la entidad a constituirse de forma legal. Cuenta con una sede en Costa Calma donde promueve el comedor social,  el ropero social o los desayunos, entre otros servicios,  que de momento han quedado interrumpidos a la espera de que la asociación pueda hacer frente a los gastos derivados de la nueva instalación de electricidad que precisa. En total, entre el proyecto y su ejecución, necesita cerca de 7.500 euros que espera recaudar a través de las redes sociales en las que también ha habilitado un número de cuenta.

Müller confía en lograr su objetivo y  celebrar en la sede la Cena de Navidad. Tiene voluntad de seguir ayudando especialmente en este entorno donde la delincuencia, la droga y las necesidades de las familias son una constante.

 

“La emergencia en el sur no está funcionando”